Se habla que la llega de migrantes, regulares e irregulares, ha contribuido a amortiguar la baja natalidad en Estados Unidos.
Resulta paradójico como la campaña electoral de Estados Unidos tiene basada su guerra de discursos, tanto del lado demócrata como republicano, en las políticas migratorias, pero inevitablemente la atención de los estadounidenses, este próximo fin de semana, está centrada también en una pelea de boxeo de clase mundial entre dos mexicanos.
No es que sea algo nuevo, las peleas de campeonato mundial entre mexicanos, de hecho, son de los mejores carteles que reditúan económicamente a los empresarios de ese rubro en Estados Unidos, lo que salta, es cómo en estos momentos de campaña electoral el sentimiento antiinmigrante también vive una estelaridad definitoria de cara al 5 de noviembre.
Es el evento deportivo más importante del próximo fin de semana (sábado 4 de mayo) en las Vegas, donde se enfrentarán Saúl “El Canelo” Álvarez y Jaime Munguía, una pelea que reunirá a 20 mil aficionados, claro que habrá una amplia presencia de mexicanos, pero también de estadounidenses, poco les importa si son mexicanos o estadounidenses, es un combate de altas expectativas.
Eso parece una doble moral tanto de los aficionados estadounidenses, como de los promotores y de las autoridades, porque políticamente no se quiere a más hispanos en Estados Unidos, pero les guste o no, son parte medular en la pujanza de la economía de ese país.
De hecho, se habla que la llega de migrantes, regulares e irregulares, ha contribuido a amortiguar la baja natalidad en Estados Unidos. En 2020, y durante toda la pandemia de COVID-19, los migrantes se convirtieron en trabajadores de primera línea, esos que no pararon nunca.
Eran los encargados de atender y cubrir las necesidades básicas que generó la pandemia, tanto en el confinamiento como en la gente que enfermó, pero eso parece que ya se olvidó en tiempos electorales, es una doble moral que siempre ha existido en Estados Unidos.
Lo lamentable es que una buena mayoría de la gente que apoya al candidato antiinmigrante y republicano Donald Trump es gente latina, que siente que la llegada de más migrantes pone en riesgo su estabilidad económica, pero se olvidan de que muchos de ellos pasaron por esa misma situación.
Por otro lado, el presidente Joe Biden, está a punto de limitar las solicitudes de asilo, pero para amortiguar los daños quiere ampliar los permisos para los trabajadores migrantes que ya están en Estados Unidos, un paliativo muy restringido para alcanzar una verdadera solución al problema migratorio y quizá de pocos votos en las urnas.
El problema para el Presidente, que milita en el Partido Demócrata, es que la política migratoria se ha convertido en su Talón de Aquiles en la campaña electoral, cualquier decisión que toma es vista con malos ojos. Esto sin contar que no tiene mayoría en la Cámara baja y en la Cámara alta, la mayoría es muy limitada, eso lo tiene atado de manos para hacer nuevas propuestas.
Para Trump la cosa es diferente, el aprovecha el discurso antiinmigrante como base de su propuesta política, ofrece expulsiones masivas de migrantes (algo improbable de realizarse porque es romper con varias estructuras sociales y económicas), cerrar los asilos y ampliar el muro fronterizo, por cierto, una propuesta vieja que no puedo cumplir en su primer mandato.
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Un sondeo de Gallup realizado en febrero estimó que la inmigración es la principal preocupación en Estados Unidos por delante de la gestión del gobierno, la economía y la inflación. En enero, la inmigración preocupó al 20 por ciento de los encuestados, y un mes después, al 28 por ciento de los consultados por Gallup, un 40 por ciento más en apenas cuatro semanas.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) informó que en diciembre de 2023 se contabilizaron 249 mil 785 detenciones por cruces ilegales, un aumento del 31 por ciento con respecto a noviembre de ese año, y del 13 por ciento con respecto a diciembre de 2022, cuando se registró la anterior marca.
El caso es que la política migratoria de Biden está en jaque por la interna del partido demócrata y la presión de la opinión pública que aún no definió su voto para las elecciones presidenciales. El mandatario prometió en la campaña de 2020 que modificaría las normas establecidas por el gobierno de Trump, pero la compleja crisis migratoria dejó esa promesa a mitad de camino.
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Trump utilizó el Título 42 para restringir la inmigración indocumentada argumentando la pandemia de COVID-19, y si bien Biden levantó esa norma restrictiva basada en razones de salud pública, estableció nuevas reglas de juego cuestionadas por los sectores de izquierda del partido Demócrata y similares en su dureza a la legislación que aplicó la administración Trump.
Hoy ambos mandatarios están a tiro de piedra para ganar las presidenciales el próximo noviembre, sin duda, el tema migratorio será definitivo en los resultados y sea cual sea el resultado, la influencia hispana va a seguir galopante en Estados Unidos, ¿quién va a dejar de ver la función del próximo fin de semana? O usted ¿Qué cree?
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