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Foto del escritorAlfonso López Orrante

Kamala va a contracorriente

En cuanto se hizo público que Kamala Harris buscaría la nominación presidencial demócrata, Trump se volcó sobre ella.



Parece que la renuncia del presidente Joe Biden para buscar su reelección y el posterior destape de su vicepresidenta Kamala Harris, fueron los problemas menores en el Partido Demócrata, ahora se necesita convencer a la sociedad estadounidense de que está lista para tener una presidenta.

El apoyo de los demócratas para que Kamala busque la Presidencia estadounidense se volcó casi de inmediato, después de que Biden la destapara como posible candidata y que ella aceptara que buscará derrotar a Donald Trump y a su extremismo, incluso, algunos de sus presumibles rivales, como el gobernador de California, de inmediato cerraron filas con la vicepresidenta.


Hasta ahí todo bien, pero el candidato republicano ya le lleva mucha ventaja de campaña a Kamala, no solo eso, su discurso más que ser una propuesta de gobierno se ha convertido en un postulado sectario, en el cual arenga a rechazar en todas sus formas a los migrantes –trabajadores de primera línea–, a volver ser a Estados Unidos grande, a rechazar la lucha ambiental, entre otras muchas barbaridades.

En cuanto se hizo público que Kamala buscaría la nominación presidencial demócrata, Trump se volcó sobre ella, dijo que sería más fácil ganarle que a Biden, pero si es más fácil ganarle a ella, ¿Por qué decirlo?, Sin embargo, se trata del magnate que hoy está empoderado después de su aceptación a la candidatura presidencial.

Una Convención Republicana que estuvo precedida por un supuesto intento de asesinato de Trump, eso lo convirtió en un mártir al grado de que su discurso de aceptación comenzó con un relato sobre ese momento, y él mismo dio a entender que está tocado por Dios, pero se le olvidó “a propósito” decir el gran problema de uso y veta de armas en Estados Unidos.

En su oportunidad, la demócrata Hillary Clinton estaba lista para romper el "techo de cristal", con su candidatura a la Presidencia de Estados Unidos, como se llama a la brecha invisible que impide a las mujeres acceder a los mismos puestos de poder que los hombres.

Aunque Hillary obtuvo más votos, no consiguió los estados necesarios para hacer historia. Con los estados ganados Clinton acumuló solo 227 votos de delegados del Colegio Electoral, Trump sumó 304, lo que equivale a 34 más de los 270 votos requeridos para ganar su pase directo a la Casa Blanca por cuatro años.

Fiel a su estilo, Trump atacó a Hillary con sus comentarios sexistas y misóginos a lo largo de la campaña, desde cómo se había propasado con mujeres en el pasado hasta su descalificación de un exMiss Universo a la que llamó "Miss Piggy", o sea, Harris debe tener el temple muy controlado, porque de su rival puede esperar todo.

También es verdad que, a lo largo de los años, Harris se ha enfrentado a críticas por no actuar sin alejarse del presidente de Estados Unidos. Ahora, los demócratas lo promocionan como su mejor esperanza para evitar el regreso de Trump.

A pesar de abrirse camino como la primera mujer, negra y vicepresidenta del sur de Asia en la historia de la nación, la demócrata de 59 años ha luchado durante mucho tiempo con índices de aprobación tan buenos o peores que los del presidente Biden.

Sin embargo, los últimos 12 meses han revelado a Harris transformada. Y con el respaldo de Biden en la mano, después de sorprender al mundo al abandonar su propia candidatura a la reelección el domingo, de repente se encuentra en la cúspide de la historia.

En una declaración llena de elogios por los logros de Biden en el cargo (no tienen paralelo en la historia moderna de Estados Unidos), Harris –quien ya tiene el apoyo de importantes demócratas y exrivales– prometió “ganar y ganar” la nominación.

“Haré todo lo que esté en mi poder para unir al Partido Demócrata –y unir a nuestra nación– para derrotar a Donald Trump”, en lo que parece la base de su discurso, para muchos votantes indecisos en Estados Unidos la prioridad es frenar al magnate republicano, a como dé lugar.

Kamala tiene fama de ser una política dura, pero cuando Biden le encargó llegar a la raíz del problema de la migración ilegal del país, pero no puedo, más bien como que esa encomienda le restó popularidad y credibilidad, aunque el año pasado se volvió a reposicionar al convertirse en una defensora al derecho al aborto.


Pero también, en su momento, fue una férrea opositora del acuerdo trilateral México, Estados Unidos y Canadá, dijo que una posible gestión Harris no firmaría ningún acuerdo que no proteja a los trabajadores e implemente política de protección al medio ambiente.

De hecho en 2021, en su primera visita oficial a México como vicepresidenta, puso sobre la mesa: la urgencia de instrumentar una reforma laboral alineada con lo que se contempla en el T-MEC, la aportación de recursos, y habló de terminar con la corrupción y de fortalecer la seguridad de los puertos mexicanos.

De acuerdo con Los Angeles Times, "una posible lectura del gobierno mexicano sería interpretar que eso es un reclamo y que no se estaban atendiendo esos temas". En otras palabras, la relación de Kamala con México no ha sido la mejor, pero hoy tiene el atractivo que podría sentarse a negociar con la virtual presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Habrá que esperar. O usted, ¿qué cree?

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