top of page
Buscar
Foto del escritorEl Sol de México

En CDMX nadie quiere vivir en departamentos ligados a un crimen; algunos llevan 10 años vacíos

Viviendas de la CDMX donde se cometió uno o vivía el atacante permanecen vacías.



En la Ciudad de México nadie quiere habitar cuatro departamentos y una casa vinculados a casos de feminicidio.


El Sol de México visitó 10 viviendas de la capital ligadas a un crimen, ya sea porque ahí se cometió o porque ahí vivió el atacante. Cinco están deshabitadas, incluso desde hace más de una década, y todas están relacionados al asesinato de mujeres.



Quienes compartieron edificio con Ingrid Escamilla, los vecinos de Ana María de los Reyes y aquellos que conocieron a los asesinos de Sandra Camacho, Ingrid Alison y María José ahora prefieren no involucrarse o recordar estos casos.


El 25 de enero de 2006 fue asesinada Ana María de los Reyes, de 89 años, en su domicilio ubicado en el número 21 de la calle José I. Jasso, en la colonia Moctezuma, en la alcaldía Venustiano Carranza. Ella fue la última víctima de Juana Barraza, conocida como la Mataviejitas.


Después de 17 años de estar completamente vacía, la casa fue derribada el año pasado por sus nuevos dueños ya que la barda era tan pequeña que en numerosas ocasiones personas ajenas ingresaban al inmueble a saquear o querer habitarla de forma ilegal.


Raúl, vecino de esta calle, contó que cuando se derribó la casa de Ana, los camiones que sacaron el escombro estaban llenos de sus pertenencias. Actualmente el predio está vacío y lo protege una barda alta, no tiene ninguna casa construida y sirve como almacén de autos de sus actuales dueños.

“Ana María tiene hijos, sí vivía sola, pero tenía familia. Después de muchos años de su muerte, las investigaciones y todo eso, sus hijos vendieron su casa a los vecinos de enfrente que son mecánicos, pero la derribaron el año pasado para que dejara de meterse gente extraña”, relató el habitante de la calle Jasso.


Ana María le mostró una fotografía de su hijo a Barraza, ella la tomó y plasmó su huella digital, con esa prueba las autoridades confirmaron su relación con otros 10 feminicidios de adultas mayores.


“Nos han platicado que se han acercado personas a querer comprar el terreno, pero los mecánicos no quieren porque la colonia está fea y descuidada, pero el precio de las casas aquí está aumentando y están esperando a que valga más”, aseguró Raúl.


A unos metros de lo que fue la casa de Ana María se construyó un condominio, el cual vendió cada departamento en casi 2 millones de pesos y las rentas están arriba de los 9 mil pesos. De acuerdo con estimaciones del valor del suelo y de la vivienda del portal Propiedades.com, en esta zona el valor promedio de las casas ronda los 7.2 millones de pesos.


El departamento 501 en la calle Tamagno 258, en la colonia Vallejo en Gustavo A. Madero, donde habitó Ingrid Escamilla, víctima de feminicidio, está vacío desde el 9 de febrero de 2020.


Andrés llegó a vivir a ese edificio en 2021, a unos pisos debajo del que habitó Ingrid, y aunque llegó un año después del feminicidio cuenta que desde entonces los vecinos decidieron no hablar del tema y sólo dejarlo para las juntas entre dueños y no inquilinos. Quienes rentan uno de los departamentos de las dos torres de cinco pisos del predio pagan entre ocho a 10 mil pesos mensuales.


“Sigue vacío, no sabría decir quién es el dueño, porque es un tema que ya no quieren tocar en el edificio. Cuando llegué aquí supe por una vecina que había sido aquí porque del caso sí me enteré en las noticias. Ahorita está cerrado, alguna vez cuando subí tenía sellos, hoy creo que ya no”, comentó Andrés.


Después de lo sucedido, Andrés dijo que los vecinos del condominio, el cual cuenta con seguridad privada, como cámaras y vigilante las 24 horas, ya están más atentos de quién entra y quién vive. En esta zona el valor promedio en venta de los nuevos departamentos rebasa los 3 millones de pesos.


Otro departamento que nadie habita está ubicado en Tlatelolco. Han pasado 11 años desde el feminicidio de Sandra Camacho, de entonces 17 años, y el departamento 1014 del edificio Presidente Juárez está vacío. Hay cinco sellos de la entonces procuraduría del Distrito Federal y restos de otros más que enmarcan la puerta de este departamento.


La vivienda era propiedad de la familia de Javier Méndez Ovalle, quien asesinó a Sandra el 28 de junio de 2013 al interior del inmueble. Ahora él paga una pena de 50 años en el reclusorio norte de la ciudad.


“Aunque ya casi no se habla del caso, porque ya tiene muchos años, a veces sale de nuevo a la plática de los que vivimos aquí. Da miedo pasar frente a la puerta que tiene todavía los sellos y si te asomas bien todavía puedes ver los trofeos del chavo”, comentó la familia Heredia, quien habita el edificio y cuenta con un restaurante en la parte baja.


Los departamentos en renta en esta popular unidad habitacional van desde 8 mil hasta 13 mil pesos, según el tamaño de cada uno. A una cuadra del edificio Presidente Juárez actualmente se construye otro gran conjunto de vivienda con departamentos que se venden desde 1.8 millones de pesos.


A más de una década del feminicidio, la puerta de este departamento se detuvo en el tiempo, ya que la fachada de los otros departamentos con los que comparte el piso 10 han cambiado de color y también cuentan con cámaras, pues algunos curiosos han intentado violar los sellos y entrar.


No es el único departamento en Tlatelolco con estas características. El 12 de noviembre del 2018 el cuerpo de Ingrid Alison, de 14 años, fue encontrado en una maleta muy cerca del edificio Allende, donde fue vista con vida por última vez.


Días después del hallazgo la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México detalló que el feminicidio ocurrió en el departamento 1106, en el piso 11 del edificio, el cual actualmente está vacío, pero en renta, según confirmaron los inquilinos del inmueble, aunque desconocen la identidad del dueño.



El departamento de una recámara es de los más pequeños del condominio, oscila entre los seis mil y siete mil pesos mensuales. La fachada tiene una etiqueta del censo de población 2020 marcada primero en la P, de pendiente, y luego en la C, de censada.


El último departamento de la lista es el del feminicidio de María José, perpetrado el 16 de abril en la colonia La Cruz Coyuya, en Iztacalco. A tres meses del caso los inquilinos y vecinos continúan exigiendo justicia y conservan la memoria de la joven.


Con una lona con la leyenda “Justicia para Todas” que abarca la entrada del inmueble, los inquilinos denunciaron que la dueña de ambas torres de cuatro niveles desapareció, pero nombró a un administrador que cada mes les cobra la renta de seis mil pesos.


Después del feminicidio la dueña desapareció. No nos dijo nada, solo dejó de venir. Ahorita contrató un administrador y es el que pasa, pero de ella ya no sabemos nada”, comentó Jonathan, quien vive ahí.


Mientras tanto, los departamentos que fueron la vivienda de María José y su familia, así como el de su feminicida Miguel “N”, ubicados en el primer piso, están clausurados, pues continúan en investigación.


Sólo un departamento se mudó y ya ningún vecino nos movimos porque el precio y la ubicación es buena. Todos nos quedamos. Entendemos la situación, pero es difícil porque viene mucha gente morbosa, toma fotos y también nos preguntan. Si te cambia tu modo de vida, porque ves los dos departamentos cerrados y las noticias de él siguen”, relató Jonathan. Al exterior del inmueble se encuentran dos policías custodiando.


Dana Estrada | El Sol de México

0 comentarios

Comments


bottom of page