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  • Foto del escritorAlfonso López Orrante

Abuso de armas en EU alcanza a Trump

Cada día, en promedio, más de 500 de esos artefactos letales cruzan ilegalmente la frontera hacia México.



Hay un punto muy álgido en el presunto atentado contra el expresidente Donald Trump, será casi imposible saber cuáles eran las intenciones reales del atacante Thomas Matthew Crooks, de 20 años de edad, pero lo que sí quedó muy claro fue su fácil acceso a las armas con las que perpetró el ataque, que luego le costó la vida, eran de su padre.

Uno de los principales problemas de violencia en Estados Unidos tiene que ver con el uso y acceso a las armas por parte de civiles, bajo el cobijo de la Segunda Enmienda. Hay 120 armas de fuego por cada 100 estadounidenses, según la organización suiza Small Arms Survey (SAS). Ninguna otra nación tiene más armas civiles que personas.


La extensa rama industrial de fabricantes de armamentos, favorecida de la prolongación de la criminalidad dentro y fuera de Estados Unidos, comercializa cada año unos 49 mil millones de dólares y mantiene una estrecha y añeja alianza con el gobierno estadounidense, esa rama empresarial es de las principales donantes en las campañas electorales.

El lobby de las armas liderado por la Asociación Nacional del Rifle (NRA) se despliega habitualmente después de tiroteos masivos en un intento de socavar los llamados a una reforma sensata de las armas.

Se apoyan en la Segunda Enmienda constitucional, dictada hace unos 220 años en un contexto muy diferente, la cual establece el derecho de los ciudadanos a portar armas de fuego y sirve de barrera contra los intentos de establecer controles sobre estas.

La Corte Suprema de Estados Unidos ha afirmado que ese es un derecho individual que tienen todos los estadounidenses, aunque también declaró que tal derecho no es ilimitado.

De acuerdo con la cadena CNN, en lo que va de 2024, se han producido al menos 293 tiroteos masivos en el país, según datos del Gun Violence Archive, que define un tiroteo masivo como aquel en el que cuatro o más personas reciben disparos, sin incluir al tirador. O sea, en estricto sentido, el ataque a Trump fue un tiroteo masivo.

Hubo tres heridos, contando al expresidente, y dos muertos, Crooks abrió fuego este en una iglesia de Texas, estaba armado con un rifle Ruger AR-556, un fusil tipo AR-15 de estilo militar que se ha utilizado en muchos otros tiroteos masivos recientes.

El fusil AR-15 fue diseñado para el ejército de Estados Unidos durante la década de 1950. (Su inventor, Eugene Stoner, trabajó para una compañía llamada Armalite, de donde proviene el AR. El número 556 se refiere al calibre: 5,56 milímetros, también conocido como calibre .223), pero lo que realmente preocupa es la facilidad con la que los civiles se pueden hacer de una o más armas de estas.

Los investigadores determinaron que el arma utilizada para atentar contra Trump fue comprada por el padre de Crooks, hoy se conoce que su padre no solo tiene un arma, sino que las colecciona, puede ser que su padre sea un coleccionista responsable, pero su hijo no tenía esa certificación, aunque sí acceso a ellas.

Pero ya sean republicanos o demócratas, ambos partidos no les gusta tocar el tema de la regulación de las armas, es uno de los más espinosos en Estados Unidos y una mala decisión o declaración en estos momentos le puede costar el apoyo económico para sus aspiraciones políticas.

El daño no es exclusivo de Estados Unidos, parte de esas armas que se producen en suelo estadounidense han alimentado la criminalidad en terceros países. Desde 2021, el Gobierno de México demandó a los fabricantes y distribuidoras de armas estadounidenses por facilitar, con “prácticas comerciales negligentes e ilícitas”, el tráfico de armas de estilo militar a los cárteles de la droga mexicanos.


Cada día, en promedio, más de 500 de esos artefactos letales cruzan ilegalmente la frontera hacia México. El daño desde hace muchos años ya trascendió las fronteras estadounidenses, pero de momento, no se ve que político le plante cara a la industria de las armas, a las más estrictas regulaciones para otorgar permisos, a limitar su producción, compra y uso, es un asunto cultural.

Crooks, considerado un lobo solitario que fue víctima de bullyng, tomó la decisión de atacar en Pensilvania a la figura más mediática de Estados Unidos, en los últimos 10 años el expresidente, magnate y virtual candidato republicano Trump, y si lo quiso matar, pues no lo logró, pero si le dio un fuerte impulso a su campaña, hoy el magnate roba la simpatía de muchos como el mártir que sobrevivió a un atentado.

Peor aún, el Servicio de Seguridad de Estados Unidos reconoció que falló su plan de seguridad respeto a Trump, por si le faltara un ataúd a la posible y hoy poco probable candidatura de demócrata y presidente Joe Biden, casi como reconocer que su gobierno sigue sumando fracasos, aunque no sea así. O usted, ¿qué cree?

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